LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 6, 30- 34

En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que había hecho y enseñado. Él les dijo:
- Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
Cuando uno lee las lecturas de este domingo, lo primero que piensa es: vaya repaso que les ha metido Dios a los curas. Y como dice también la Sagrada Escritura, Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes. Isaías 55, 7-9. Dios no se ciñe únicamente a los sacerdotes y consagrados y nos mete el repaso a todos los creyentes. Dios nos pide unidad. No hay ya distinción entre judíos y gentiles. Sólo hay dos tipos de personas: los que están con Cristo y los que están contra Cristo. Nos encuentra el Señor deambulando, como ovejas sin pastor, sin darnos cuenta que sólo Él tiene palabras de Vida Eterna. Nos encontramos deambulando, sin darnos cuenta que sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Vamos a pedir al Señor, primero, perdón por las veces que en vez de ser signo de unidad, fuimos causa de contradicción: con nuestras palabras, con nuestra forma de hacer las cosas que desdecía, y mucho, lo que nuestros labios profesaban, con las veces que debimos ejercer la caridad y no lo hicimos. Y vamos a pedirle también que sepamos reconocer en Él al Cordero de Dios que es capaz de perdonar nuestros pecados. Al buen Pastor, que da su vida por las ovejas. Al amigo que siempre está dispuesto a escucharnos y aconsejarnos. Cogidos de la mano de María nos ponemos en camino hacia Dios, que ella nos enseñe a descubrir a Jesús.