07 abril, 2013

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia



Y se acercó el viajero

-¿De qué habláis?
Extrañeza y silencio.
-¿No sabéis el suceso?...

-¿Y vosotros no sabíais que el Mesías... ?

Y voló el viento.
Y se hizo el silencio...

Y la Palabra,
catarata de cristales,
de música y colores,
arrobaba...
Se ahogaban las penas,
se empapaba el alma ...
¡Cómo ardía el corazón
al aire de la Palabra!

Al caer de la tarde,
el viajero proseguía...
-¡Quédate con nosotros,
comparte techo y comida!

¡Y le reconocieron 
al partir el pan!

Y se abrieron los ojos
y se cerró la herida
y brotó la esperanza
y estalló la alegría

Fray Alfredo Arce Medina.