"En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús habla
hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era
experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
-- Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
Él le dijo:
--“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el
principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo
como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los
profetas." Mateo 22, 34-40
Curiosa la coincidencia del Domund de este año con el evangelio del XXX domingo del tiempo ordinario. Jesús nos recuerda, como el domund, que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Y resulta paradójico. A nosotros, que no nos falte de nada. Pero, cuando llega el momento del donativo, en la hucha o en la colecta de la Misa a la que asistimos, buscamos y rebuscamos a ver cual es la menor moneda que llevamos encima para darla.
Me quedo con estas palabras de San Vicente Paul: “Somos culpables de todo lo que los pobres sufren, si no sacrificamos nuestra vida por sacarlos de la miseria. Que Dios nos conceda la gracia de que nuestros corazones se conmuevan ante los pobres y de pensar que ayudándoles practicamos la justicia y no la misericordia”
Me quedo con estas palabras de San Vicente Paul: “Somos culpables de todo lo que los pobres sufren, si no sacrificamos nuestra vida por sacarlos de la miseria. Que Dios nos conceda la gracia de que nuestros corazones se conmuevan ante los pobres y de pensar que ayudándoles practicamos la justicia y no la misericordia”
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