«A la Virgen María, Madre de Dios, exenta
de toda mancha desde su origen, Pio IX, Pontífice máximo, después de
confirmar por decreto del VI de los idus de diciembre del año 1854, la
fe en este insigne privilegio, hizo levantar este monumento en el año
XII de su pontificado.».
Hermosa sois, oh Madre
Inmaculada,
el mismo Dios formó tanta beldad,
te viste el sol, tu pie calza la luna,
tu sien
de estrellas coronada está.
Ay, tiéndeme, oh Madre una mirada,
de
paz y amor llenadme el corazón,
y por la fe que tu gracia me
inspira,
ensalzaré tu pura Concepción.
Los cielos y la tierra en ti se
encontrarán,
María, dulce abrazo que el hombre y
Dios se dan.
La viejas profecías que hablan del
Señor, nutrían la esperanza de Israel.
La flor que nacería en tierra
virginal, un hijo que sería el Enmanuel.
Quien hizo las estrellas te vino a
mendigar, tu carne y tu latido de mujer.
El Dios omnipotente no quiso renunciar
al gozo de acunarse en tu querer.
Los magos y pastores que fueron al
portal, hallaron en tus brazos a Jesús.
Sabemos que a tu lado le vamos a
encontrar, lo mismo en la alegría que en la cruz.
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