"La cruz, en la que se muere para vivir; para vivir en Dios y con Dios, para vivir en la verdad, en la libertad y en el amor, para vivir eternamente"
Beato Juan Pablo II
No entiendo Señor algunas de tus decisiones. Hoy como tu Hijo, junto a Él, junto a los troncos retorcidos de los olivos, cargado con las cruces de mi hoy te repito: Que no se haga mi voluntad sino la tuya.
Y ahora mi Señor una pregunta de orden más práctico: ¿Qué puedo hacer yo? Además de rezar porque todo se solucione. No me parece justo que lo paguen dos inocentes. Pero repito: Que no se haga mi voluntad sino la tuya.
En tus manos de Padre, que cuida, que protege; de Maestro, que enseña; de Amigo que se emociona ante el dolor de sus amigos, pongo hoy toda mi vida y también sus vidas. Haz con ellas lo que quieras, y como uno es un poquito torpe, muéstrame que quieres que haga por ellos. Domine ut videam!
Y como niño travieso, sé que nadie mejor que María, tu madre, nuestra madre, nos puede ayudar a arreglar esta situación. Madre, no te merezco, hoy menos que nunca, pero te necesito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario